La
Copa del Mundo de este año ha contado con algunos de los mejores
atletas del planeta realizando tareas físicas que parecen imposibles.
Bicicletas, goles espectaculares, atajadas, muestras de resistencia,
determinación, la gracia de ballet. Y, por supuesto, girar y cruzar los
brazos.
Resulta que esto es sorprendentemente difícil para el jugador en su primer (y, presumiblemente, único) intento. Cientos y cientos de millones de telespectadores han visto a jugadores de los 32 equipos, estropear esta aparentemente sencilla técnica en las presentaciones del equipo antes de cada partido de la Copa Mundial. Hacer el giro y cruzar los brazos es fundamental: es la diferencia entre el aspecto agradable (como el del Japonés Atsuto Uchida) y el de un pobre tipo posando para la ficha policial (como Kyle Beckerman de los Estados Unidos).
Entonces, ¿qué podemos aprender de la luchas de estos atletas que cruzan los brazos y miran hacia la izquierda de una manera convincente para un humano? El principal problema es donde las manos deben ir. Pueden ir sobre el bíceps, como Daryl Janmaat de Holanda ¿O prefiere, al igual que el portero mexicano Guillermo Ochoa, por debajo de ellos, y dejar los pulgares para arriba?
¿Le gustaría adoptar una pose de hip-hop, como la del Griego Ioannis Maniatis, o la de un bailarín cosaco, perfectamente en posición vertical, como la del de Costa de Marfil, Salomon Kalou?
A veces el problema de dónde poner sus manos se vuelve muy difícil de controlar y puede causar un último instante de pánico, como le ocurrió a Óscar Duarte, de Costa Rica.
Una gran solución es usar las manos por debajo, para aumentar sutilmente los músculos bíceps, como el jugador suizo Valon Behrami, que apostamos también adopta esta postura en su club.
Pero hagas lo que hagas, no metas las manos en las axilas, como jugadores colombianos Carlos Sánchez, Abel Aguilar y Juan Cuadrado. No chicos!
La forma en que esos tres jugadores lo hacen nos lleva a otro punto importante. Hay que girar a la izquierda claro, pero ¿cómo? Al igual que un padre desaprobador como Javad Nekounam de Irán? Al igual que un conejo aterrorizado, como vemos en el croata Luka Modric? Como un autómata, como el de Ecuador Jefferson Montero? O como un hombre abrazado a sí mismo después de una sesión de terapia, como el Kwadwo Asamoah, de Ghana?
Tampoco quiere girar demasiado, como el Ghanes, John Boye, o no girar en absoluto, como Da Marcus Beasley de los Estados Unidos.
Y la rapidez con la que se cruzan los brazos? Demasiado rápido como el de Argelia Rais Mbolhi? lento, como el nigeriano Ogenyi Onazi? O demasiado lento, al igual que el camerunés Aurélien Chedjou?
Pero si lo hace a la perfección, los resultados pueden ser mágicos. Como lo son con el inglés Joe Hart, que parece la estrella de una boy-band. O el de Argelia Carl Medjani, con un arco de cejas que atraviesa la pantalla.
Pero el mejor de todos es el de Camerún Benoît Assou-Ekotto.
Agraciado, divertido, relajado. La postura de Ekotto es una invitación
gozosa a ir a su casa a mira un poco “Hora de Aventuras”.
Fuente: http://www.slate.com/blogs/the_spot/2014/07/03/world_cup_player_introductions_a_deep_analysis_of_how_soccer_players_fold.html
Resulta que esto es sorprendentemente difícil para el jugador en su primer (y, presumiblemente, único) intento. Cientos y cientos de millones de telespectadores han visto a jugadores de los 32 equipos, estropear esta aparentemente sencilla técnica en las presentaciones del equipo antes de cada partido de la Copa Mundial. Hacer el giro y cruzar los brazos es fundamental: es la diferencia entre el aspecto agradable (como el del Japonés Atsuto Uchida) y el de un pobre tipo posando para la ficha policial (como Kyle Beckerman de los Estados Unidos).
Entonces, ¿qué podemos aprender de la luchas de estos atletas que cruzan los brazos y miran hacia la izquierda de una manera convincente para un humano? El principal problema es donde las manos deben ir. Pueden ir sobre el bíceps, como Daryl Janmaat de Holanda ¿O prefiere, al igual que el portero mexicano Guillermo Ochoa, por debajo de ellos, y dejar los pulgares para arriba?
¿Le gustaría adoptar una pose de hip-hop, como la del Griego Ioannis Maniatis, o la de un bailarín cosaco, perfectamente en posición vertical, como la del de Costa de Marfil, Salomon Kalou?
A veces el problema de dónde poner sus manos se vuelve muy difícil de controlar y puede causar un último instante de pánico, como le ocurrió a Óscar Duarte, de Costa Rica.
Una gran solución es usar las manos por debajo, para aumentar sutilmente los músculos bíceps, como el jugador suizo Valon Behrami, que apostamos también adopta esta postura en su club.
Pero hagas lo que hagas, no metas las manos en las axilas, como jugadores colombianos Carlos Sánchez, Abel Aguilar y Juan Cuadrado. No chicos!
La forma en que esos tres jugadores lo hacen nos lleva a otro punto importante. Hay que girar a la izquierda claro, pero ¿cómo? Al igual que un padre desaprobador como Javad Nekounam de Irán? Al igual que un conejo aterrorizado, como vemos en el croata Luka Modric? Como un autómata, como el de Ecuador Jefferson Montero? O como un hombre abrazado a sí mismo después de una sesión de terapia, como el Kwadwo Asamoah, de Ghana?
Tampoco quiere girar demasiado, como el Ghanes, John Boye, o no girar en absoluto, como Da Marcus Beasley de los Estados Unidos.
Y la rapidez con la que se cruzan los brazos? Demasiado rápido como el de Argelia Rais Mbolhi? lento, como el nigeriano Ogenyi Onazi? O demasiado lento, al igual que el camerunés Aurélien Chedjou?
Pero si lo hace a la perfección, los resultados pueden ser mágicos. Como lo son con el inglés Joe Hart, que parece la estrella de una boy-band. O el de Argelia Carl Medjani, con un arco de cejas que atraviesa la pantalla.
Soy un gran fan del ideal, casi platónico, cruce
de brazos del holandés Arjen Robben, cuya forma en pantalla coincide
con su juego estelar en el campo.
Robben es nuestro subcampeón en la Copa Mundial de Cruzar los Brazos
Assou-Ekotto gana la Copa Mundial de “Cruzar los Brazos”.
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