"Había una vez un chinito que todos los días tenía que enfrentar un grave problema: cuando iba a su trabajo, debía pasar frente a una casona con un gran jardín y muchos perros, los cuales al ver pasar al chinito salían a la calle y comenzaban a perseguirlo enfurecidos.
El chinito había intentado en repetidas ocasiones plantearle la queja al amo de los perros, un comerciante muy conocido de la zona, de nombre Jorge Curro, no siendo atendido jamás. Por último y desesperado por la situación, tomó una espada de gran tamaño, de ésas que usaban los guerreros chinos, y salió decidido a darle su merecido a los perros de Curro.
Cuando los perros salieron a molestarlo, el chinito desenvainó su espada con un grito de guerra; pero Curro, el amo de los animales, que estaba en la casa, llamó a sus canes con un silbido: chuit... chuit... Y los perros se metieron a la casa.
Al no ver otra alternativa, el chinito se dirigió a la comisaría a plantear su queja:
"Señol comisalio, vengo a hacel una denuncia."
"Sí, adelante dígame..."
"Vengo polque los pelos del culo me molestan..."
"¿Y por qué no se los corta?"
"Polque cuano, chinito quelel coltal pelos, el culo hache: chuit, chuit... y los pelos che van pa adentlo."
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