Llega un chica muy desesperada a la iglesia, se dirige al confesionario y le dice al sacerdote: - Padre, vengo a confesar mis pecados. - Hija, me esperas un momento? Es que me urge ir al baño, te dejo con el monaguillo Jaimito. El monaguillo se acerca al confesionario y le dice: - A ver hija, cuénteme sus pecados. - Bueno, está bien. Ayer en la noche estábamos mi novio y yo en su coche, y entre besos y caricias quisimos hacer el amor. Pero como en el coche es incómodo y él estaba muy excitado me pidió que se la mame, y yo se la mamé. El monaguillo se quedó callado de tanto asombro. La chica avergonzada le pregunta. - Y cuál será mi penitencia? El monaguillo se para, se acerca a su compañero que también es monaguillo y le pregunta. - Oye manuel, sabes qué da el padre por una mamada? - Pues a mí me da unas papitas y un refresco.
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